Quienes trabajan en políticas públicas o gestión pública o suelen tener una preocupación constante por el desempeño de las entidades del Sector Público. Es decir, por el trabajo que desarrollan dichas entidades y su capacidad para cumplir los objetivos planteados, con eficacia y eficiencia.
Conseguir mejoras en el desempeño es un objetivo que se suele mencionar como uno de los temas en los que un gobierno o una gestión deben priorizar. Sin embargo, cómo hacerlo, qué variables o factores mover, son la incógnita. No existe una receta ni una fórmula mágica.
Por eso es interesante comentar un reciente reporte del Banco Mundial, denominado “Improving Public Sector performance through innovation and inter-agency coordination” (Disponible en: https://www.worldbank.org/en/topic/governance/publication/global-report-on-public-sector-performance)
Este estudio no parte de un marco teórico específico, tratando de contrastarlo con evidencia fáctica. Se trata más bien del estudio de casos de éxito (donde se ha conseguido mejorar el desempeño de entidades del Sector Público), de diversos países, incluyendo países en desarrollo. A partir de ello, se identifican factores comunes, que aparecen en dichos casos.
Según el reporte que citamos, para promover el “mejor desempeño” de las entidades del Sector Público, se requiere trabajar con cinco variables: a) desarrollo de capacidad institucional, b) establecimiento de incentivos, c) uso de tecnología, d) mecanismos transparencia y, e) sólido respaldo político.
a) Desarrollo de capacidad institucional. Esta variable se refiere a potenciar la capacidad interna de la entidad, para que pueda actuar con mayor efectividad y eficiencia.
En este rubro se deben trabajar factores internos de la entidad. Estos factores internos tienen que ver con la capacidad financiera y física de la organización; con su organización interna (distribución de funciones, estructuras y procedimientos); con los recursos humanos con que cuenta y con la capacidad individual de su personal. Dentro de la capacidad individual del personal se debe considerar el liderazgo y la capacidad gerencial de los directivos de las entidades.
b) Establecimiento de incentivos. La conducta de las personas se promueve a través de incentivos (positivos o negativos). Los incentivos tienen que estar establecidos en diversos puntos (clave) de la cadena de establecimiento y desarrollo de las políticas públicas. Para ello es necesario que establecer objetivos, metas e indicadores de medición. Los incentivos deberían ser establecidos a nivel de las entidades, pero también llegar a niveles más cercanos al servidor civil (en grupo o individualmente).
c) Uso de tecnología. La tecnología no es la panacea ni el factor que origina cambios por sí mismos. Sin embargo, el BM lo ha visto como un factor presente en la mayoría de casos que ha analizado. Tampoco se necesita utilizar tecnología de punta. En muchos casos, la tecnología no ha sido el eje central de las reformas; pero si un factor que facilita y promueve mejoras en el trabajo de las entidades.
d) Mecanismos de transparencia. Se refiere a la disponibilidad y flujos de información. Puede darse hacia la ciudadanía y grupos de interés internos y externos. Más allá de la transparencia e información a la ciudadanía, los mecanismos de transparencia pueden servir para promover un mejor desempeño porque mejoran el flujo de información, pueden promover la ruptura de la cultura de trabajo aislado (en compartimentos estancos), potencian la posibilidad de coordinación y establecen claramente responsables en los procesos.
e) Sólido respaldo político. Ningún cambio ni mejora es un ejercicio puramente burocrático o tecnocrático. Se requiere respaldo político y fuerte liderazgo institucional. Para promover cambios, el líder de la entidad requiere de claro respaldo político y contar con capacidad para generar mecanismos de colaboración y apoyo de diversos grupos de interés (varios de los cuales se van a oponer a los procesos de mejora).
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