sábado, 29 de enero de 2022

¿Y ahora qué hacemos? Sobre cómo colaborar con el Sector Público, en diversos aspectos.

La crisis del Estado derivada de la actual gestión presidencial es evidente. La percepción generalizada es que hemos perdido el rumbo y que nuestro frágil Estado se desmorona a pasos agigantados, retrocediéndose en pocos meses; lo que ha costado años en construir. Además, tenemos a muchos de los servidores públicos competente (o medianamente competentes), ya fugaron o que han sido sustituidos. El problema es que un Estado y una Administración Pública en caída, se lleva consigo a la sociedad, a la ciudadanía.

¿Qué hacer frente a ello? Creo que se debe actuar en varios frentes (y aquí no me refiero al frente puramente político).
En primer lugar, creo que hay ciudadanos interesados y preocupados por los temas públicos, que obviamente se han dado de la gravedad de la situación. Todos los días, en redes sociales se ve ese interés esa explosión. Sin embargo, ese interés es inorgánico, errático, muchas veces basado en fake news, en falta de información correcta, sin conocimiento del Sector Público. Creo que quienes tienen mayor conocimiento en esto temas (académicos, profesionales, ex funcionarios, entre otros) podrían liderar y organizar iniciativas para sensibilizar y educar a la ciudadanía.

Si bien el internet y las redes sociales son una gran fuente de información irrelevante y de fake news, son -a la vez- herramientas poderosas para llegar a miles de personas. Esto podría mejorar la calidad de las discusiones que diariamente se dan en redes sociales y mejorar nuestra “calidad ciudadana”. Quiero pensar que esto podría promover una ciudadanía más consciente y responsable en futuras elecciones.

Luego, existe otro grupo de ciudadanos, que está dispuesto a dar un paso adicional. Está dispuesto a lanzarse a la política, buscando alcanzar algún cargo público. Dejando de lado a los inmorales y a aquellos que buscan cargos para beneficiar intereses particulares, creo que existen personas con genuina preocupación e interés. Sin embargo, muchos no conocen el Estado, no saben cómo funciona, actúan voluntaristamente, no entienden su organización, sus reglas, su burocracia. Ello termina generando muchas veces gestiones ineficaces o gestiones que terminan cometiendo gravísimos errores por querer aprender en el camino (o por aprender a golpes en el camino).

Aquí también existe otro marco de actuación posible. Otra vez, con personas expertas podrían generarse escuelas para futuras autoridades. Creo que esto potenciaría a quienes sean electos y se conviertan en autoridades, pero también en aquellos no electos. Eso podría promover mejores candidatos y mejores autoridades. Recordemos que a finales de este año tenemos elecciones regionales y municipales y serán autoridades que tendrán un mandato del 2023 al 2026. Mucha de la capacidad del Estado y de la Administración Pública, se juega en estos niveles de gobierno.

Finalmente, hay que sostener y apoyar los reductos de la Administración Pública que estén actuando profesional y eficazmente. Repito, debemos sostener y apoyar a esos directivos y servidores, que pese a todo, vienen cumpliendo. Hay que visibilizar su actuación y sus logros. Por otro lado, existe mucha necesidad de capacitación, en todo tipo de temas. No solamente en temas sustantivos, sino también en otro cúmulo de temas (incluyendo las denominadas “habilidades blandas”). Por tanto, se debe generar oferta en esa línea. Además, deberíamos promover la identificación de experiencias exitosas de gestión y la investigación de sus factores de éxito, para promover su réplica en otros lugares y en otros contextos.

Deberíamos sumarnos, organizarnos y contribuir. Por el beneficio de todos.

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