lunes, 29 de diciembre de 2014

Los males del Proceso y del Sistema Judicial. A propósito de un nuevo Mensaje a la Nación, del Presidente de la Corte Suprema.

El 5 de enero del 2015, el nuevo Presidente de la Corte Suprema deberá dirigir un Mensaje a la Nación en el que dé cuenta de la labor jurisdiccional, del cumplimiento de la política de desarrollo del Poder Judicial, así como de las mejoras y reformas que juzgue necesarias realizar. Esto, por mandato del artículo 78° de la Ley Orgánica del Poder Judicial.

Ojalá que este Mensaje sea planteado desde un buen diagnóstico de los problemas del sistema judicial y proponga soluciones viables, técnicamente sustentadas y que vayan más allá del puro voluntarismo que suelen caracterizar este tipo de mensajes.

En nuestra opinión, el mal funcionamiento de nuestro sistema judicial se manifiesta en dos síntomas: a) la congestión y, b) la incertidumbre. Si bien son manifestaciones distintas de los problemas del sistema, ambas están conectadas y se retroalimentan.

La congestión judicial se expresa en el número de ingresos de casos (litigios nuevos), carga pendiente, duración de los procesos, colas y tiempos de espera. La incertidumbre se expresa en la desconfianza, la percepción de injusticia, de manipulación y de que cualquier resultado es posible (inclusive violando expresamente las normas).

Un sistema judicial adecuado debería permitir la solución de conflictos dentro de un período razonable y proporcionar resultados predecibles (aplicando el marco jurídico sin la presión de grupos de interés). Los procesos serán eficientes, si conducen a estos resultados. Por tanto, la organización judicial, el uso de recursos así como las reglas y desempeño del proceso deberían estar orientados a alcanzar tales objetivos.

a) La congestión judicial se presenta porque existen muchas causas que ingresan. Esto se presenta porque:

Los costos de acceso al sistema judicial son bajos en la mayoría de los casos. Así encontramos casos “simples” (sin mayor controversia jurídica) que no deberían estar judicializados.

Existe incertidumbre. Un proceso judicial funciona como una lotería (en caso de no existir distorsiones o sesgos). Se paga poco por asumir el riesgo de ganar mucho. Sin embargo, el proceso también puede funcionar como una apuesta trucada (por el tráfico de influencias y corrupción). La incertidumbre genera más litigios.

El sistema judicial es muy ineficiente en la gestión de sus recursos (personal, presupuesto, bienes, etc). Así por ejemplo, podemos ver que el Poder Judicial tiene hoy (2014) más del doble de presupuesto de hace 6 años (2005) y más del triple de lo que recibía el 2001. Sin embargo, los usuarios parece no sentir mejora en los servicios. La carga y los tiempos de espera pareciera que siempre aumentan.

b)    Incertidumbre (falta de predictibilidad). Existe una probabilidad alta de que se cometan errores (involuntarios) o que el proceso judicial se manipule para obtener resultados dudosamente fundamentados en las normas o –inclusive– fallos contrarios a la normas. Estos dos últimos tienen que ver con situaciones de tráfico de influencias o de corrupción. ¿Por qué sucede esto?

Existe poco control de los resultados que producen los magistrados. Desde el lado de los ciudadanos existe poca información y casi no existen mecanismos de control.

Falta transparencia. Las resoluciones judiciales no son públicas. El ciudadano común no tiene acceso a dicha información. La ciudadanía no conoce y no tiene la oportunidad de discutir los resultados del servicio judicial.

El mayor número de magistrados incrementa la posibilidad de errores o de comportamiento oportunista (tráfico de influencias y otras modalidades de corrupción). Esto a su vez, exacerba la tendencia a litigar.

No hay uso apropiado de la tecnología para promover la transparencia.

Los abogados exacerban las posibilidades de éxito de sus clientes (porque tienen incentivos para hacerlo) y en otros, son los intermediarios del tráfico de influencias y de la corrupción.

Hasta aquí el diagnóstico. En nuestro próximo artículo, plantearemos algunas medidas que podrían implementarse, para enfrentar los problemas diagnosticados.

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